miércoles, 18 de enero de 2012

Llegué, ví y escribí.

Hay días en los que uno se replantea toda su vida, depende del día esa persona puede que no piense que no haya hecho nada en su vida o puede que piense que su vida esté repletas de alegrías, victorias y triunfos personales. Al día siguiente, si algo sale mal, tendrá por seguro que todo se ha ido a la mierda.

Lo peor, es que hay gente que replantea su vida todos los días, son los llamados perfeccionistas inútiles. Perfeccionistas porque querían hacerlo todo perfecto, e inútiles porque no pueden cambiar su pasado. Aunque todos hemos querido borrar o modificar algo de nuestro pasado y por mucho que nos duela, como si de un tiro en la rodilla se tratase, tenemos que jodernos y asumir que esa mierda no nos volverá a salpicar porque ya sabemos como llevarla y los posibles resultados según las posibles acciones.

El problema que supone replantearse la vida y la realidad todos los días es que acabas perdiéndote esa vida y esa realidad. Todo esto conlleva a que no sepas apreciar las cosas que realmente te hacen feliz ,por consecuencia, entras en una espiral de tristeza y agonía de la que no puedes salir. Ya que al pensar en lo que pudo haber sido y no fue, hace que no sepas contemplar el presente con todas las cosas buenas que te puedas encontrar. Pero ten por seguro que si verás las malas y seguirás pensando en torno a ellas. La solución para no caer en esa espiral es el carpe diem, y una vez que lo lleves a cabo, te sentirás mas vivo y descubrirás tú realidad.