Tengo que pegar el culo en esta silla, tengo que pegarlo aunque me salgan telarañas. Aunque muera de hambre, de sed, de vagancia, de cansancio. Seguir buscando la maldita combinación de teclas, una tras otra, hasta conseguir crear de las letras algo bello, hermoso, que deleite a los sentidos y a la mente. Un orgasmo intelectual que deje a la altura del suelo a todos esos flipados que se creen que por poner palabras guarras, son sexuales. Lo que son es gilipollez con un alto nivel de ego establecido por un número en su cuenta de tuiter.
Ya les he dedicado más palabras de las que merecen. Pues eso, quiero escribir, no se me ocurre nada, la única forma de hacerlo es endureciendo el culo y avivando el seso dormido, a base de aporrear letras. Hasta que algún día llene veinte (y tres) páginas de puro estilo, véase la definición de estilo de Bukowski.
¿Cómo seguir? Que mis sentimientos se alejen de la apatía y huyan hacia la imaginación, escribir pensamientos, por muy raros y criticables que puedan ser estos. Tocar la política con mayor fuerza con la que me masturbo, para pegarle duro a estos malditos corruptos que nos gobiernan y también todos aquellos que ansían el poder mediante el capital.
No me puedo quedar sin palabras en esta entrada, si comienzo a releer todo de nuevo me estancaré, pero no puedo olvidar mi pasado. Dicho esto, he de tener una consciencia muy profunda de lo que escribo, "tener las ideas claras" como dicen algunos.
No volveré a pensar ni por un momento que soy escritor, hasta que no escriba algo de veinte páginas, no quiero caer en todos esos blogueros que se proclaman escritores. Cómo si fuera fácil ser escritor, hay que sudar un poco para escribir bien. No basta con poner: "Metí mi caliente pene en su húmeda vagina" y hacer creer a todas las quinceañeras que eso es un orgasmo.
"Al igual que la música comercial está haciendo desaparecer al auténtico rock, algunos blogueros están destrozando las buenas letras."
Ya os contaré algo más cuando sea, me despido a las 0:23 para variar.
