domingo, 31 de diciembre de 2017

Ya no es mi santo

Se me olvidó que te olvidé 
y como nunca te encontré 
entre las sombras escondida, 
la verdad no sé por qué 
se me olvidó que te olvidé 
a mí que nada se me olvida. 















Cae la noche, la sombra crece en mí y lloro lágrimas negras.

Caminar hacia ningún sitio de la mano de estas letras, estas letras malditas que tanto daño me han hecho. Que se ponen de acuerdo, que forman palabras, palabras que dan miedo. A su vez estas últimas forman frases, frases que me deshacen en la lenta marea del tiempo.

Un girar vicioso de cadenas, que activan la rueda, que nunca para de moler. No queda nada, tan sólo yo mirando por la ventana, serio, en mitad de la noche. No queda amor, solo siento un vacío en mi interior y la impotencia ahora es rabia. Rabia contra el sistema, contra todos nosotros por ser culpables de que nunca pare de dar vueltas.

Desde el momento que me dije que era cínico, hay una gran diferencia con el momento en el que supe que era un cínico. En la primera me importaba, en la segunda ya no. Ahora mismo puede que sea un mentiroso incluso conmigo mismo, pero ya no importa. La cosa es que sino liberase mi sinceridad por aquí, estallaría.

Estoy en una época de cambio y tengo miedo de la dirección que estoy tomando, porque estoy viendo que siendo egoísta acabaré solo, pero que si me preocupo por las personas, moriré de dolor. No creo en la gente y creo que es porque no creo en mí. Desconfianza.

Ya habéis visto mis fallos, intento arreglarlos pero el miedo y la pena que siento en este puto momento me supera. No me deja avanzar, no puedo ver la luz en mitad del bosque.

Buenas noches y que tengáis un feliz año.