sábado, 3 de marzo de 2012

¿Hipocresía o locura?

No se que camino seguir. Tampoco se que escribir. No quiero quejarme de mi situación actual, pero si lo hiciera me desahogaría bastante. ¿Qué camino es el correcto? Si todo lo que intento se convierte en la colilla pisada por la muchedumbre de una céntrica plaza. ¿Apoyos? ¿Qué es eso? En esta vida no existen. Miento, siempre me queda la luz en mitad del océano. Esa luz que hace que no pierda la cabeza, porque sino no sabría donde está.

Podría recurrir a tópicos como el de afortunado en el juego y su puta madre, estoy hastiado. Cansado, del mundo al que me voy a enfrentar, que no me va a regalar una jodida sonrisa ni aunque yo se la saque a el. Luego, aparece la loca de turno, que exactamente no se lo que busca en mí. En mí no hay nada, solamente las palabras que escribo y las que digo. Efímeras, cortas y confusas, palabras que arrojan poca luz sobre mí, porque la luz no habita en mí.

Es difícil, ver la luz con la cabeza en el culo. Aunque no soy tan pesimista, creerme, hago todo lo posible para no estar así. Luego viene aquella lejana ironía de esos padres que te apoyan en todo, y dan esperanzas para que te dediques a lo que te guste. Bueno, siempre nos quedará el fin de semana. Futbolines, billares, comilonas, bebercios, pros, magics y cartas de cualquier índole. Luego el estudio, los trabajos, el agobio, los deberes, la selectividad.

Y en la más última instancia, el domingo. Donde mi mente vuelve a repasar todo lo anterior una y otra y otra vez sin encontrar salida alguna. Donde me aterro yo solo, me aterra la nada y me aterran mis pensamientos. El futuro me da miedo, ahora que se que no voy a tener ninguna red de seguridad. Así es la vida, dura, y en los tiempos que corren no puedes fiarte ni de tu sombra.

No penséis que siempre estoy así, tengo momentos de lucidez y plenitud. Me puedo sentir vivo y pensar que algún día veré la luz al final del túnel. Bendita bipolaridad que me hace emerger de entre la mierda. Ese Sol radiante de primavera que ya acecha y espero que por fin consiga hacerme feliz, que supere mis exámenes y acabe con mis expectativas nefastas del futuro.

Por último una frase de Oscar Wilde, "Nunca des explicaciones. Tus amigos no las necesitan. Tus enemigos no las creen". Yo escribo esto porque como no os conozco, no sois ni amigos, ni enemigos.

Sean felices. 23