domingo, 8 de febrero de 2015

Escribir por escribir

Tengo un archivo de word que nunca publicaré. Podréis hackearme y buscarlo, no lo encontraréis a no ser que yo quiera. Ni si quiera lo intentéis, no encontraréis ese documento. Mi mayor procesador de textos está dentro de mí y además, en mi lugar más encriptado y oculto.

Correré y volaré, por océanos del tiempo. No dejaré de buscar en todos los elementos del universo para encontrar lo que busco. Tu voz nunca se oirá entre estas paredes, la escucharé gracias a mis auriculares, te veré en el escenario, te sentiré en mi corazón, en mi alma, aunque no quepas. En el Sol se posará la sombra de tu figura y no se quemará por los efectos de la arena de este reloj. Las gotas van cayendo y lo puro se va diluyendo. La homeopatía no sirve. Contigo no es así, vas manchando mi corazón, gota a gota, la esfera de agua que nos rodea, el agua de mi cuerpo, sube y baja como la marea por ti.

Pienso en cómo te abrazaría, cómo te querría si es estuvieses aquí. Pero no estás, tengo que parar en mi búsqueda estelar un momento y chocar con lo que no es agua en La Tierra. La creencia me mantiene con vida, pero soy ateo. Nunca, repito, nunca estaré muerto por dentro mientras tu estés en esa cara oculta de mí. La charla que produzco no te deja ni asomar, ni sacar la punta de la nariz para respirar. Deseo volver a verte antes de que mis dioptrías no me dejen ver. Puta gravedad, me haces darme cuenta de lo débil que soy, ¿por qué este planeta me pesa tanto? Cuando dejo de pensar en las leyes que me atan, es cuando mi imaginación vuela.

Quiero alzar mi voz, nita n si quiera me sale el susurro, mientras tú, quieres seguir viendo amanecer, navegar por el cielo y navegar por este océano de tiempo. Estoy cansado de esta ciudad al igual que tú, pero tu puedes irte, a mi me quedan muchos años, muchas canas, muchas caras, muchos gestos. Los mismos, los mismos, los mismos. Cuando mi prosa se vuelve un verso plagado de metáforas, palabra omnibus, es cuando, con la mayor veracidad, sale a flote mi espíritu. Este espíritu romántico y trágico, de tierras por conquistar, de sucesos para olvidar, de hechos para recordar y de creencias para mantenerme vivo.

Él ser humano necesita creer, el necio necesita creer en una deidad. Mi creencia ha tenido muchos nombres, muchas lunas y toda una banda sonora. Mi yo, es un yo egoísta y racional, sé lo que quiero y por qué lo quiero. También sé lo que no quiero y lo que voy a joderlo de forma indirecta. Todo se halla detrás de mis cejas y dentro de mis ojos deformes. Ojos deformes más realidad deforme, nitidez ante las cosas, y pasividad, por todo.

Paraira. Demasiadas pistas se hayan en estas líneas sobre el amor que puedo llegar a sentir. Huyo, no se seguir. Buenas noches.

sábado, 7 de febrero de 2015

Molí no está muerto

pero quiere irse.

Era un tipo muy antisocial, pero aún así siempre conseguía una cama caliente. Tuvo todo lo que quiso y lo perdió. Su necedad no le dejaba ver tres pasos más adelante. Él sólo pensaba en sus últimos tres pasos, y eso, es un error fatal. Seguía una senda solitaria, caminaba con la luz de su cigarro por la oscuridad y sólo le seguía el humo que el mismo lanzaba.

-Dame lo de nunca.- Le dijo a su barman.
-¿Quieres un guantazo Molí? Para ser un escritor bien remunerado, me debes dinero de lo de la otra noche.

El pobre hombre no se acordaba que el día anterior se fue sin pagar. Su propia autodestrucción lo llevó a destruir el baño de caballeros del local. No era para menos que el barman estuviese hasta los santísimos cojones.

-¿Me has oído soplapollas? Págame el puto baño.
-No fui yo, yo no cago tan fuerte.- Dijo con una sonrisa ácida que podría derretir azulejos y obviamente derritió la paciencia del barman.
-Vete a tomar por culo, muérete ya, das pena. Pero, por favor, antes de morirte, págame todos los putos destrozos y las copas.- Susurró el barman al oído de Molí mientras le agarraba de la camisa para acercárselo.
-El cliente siempre tiene la ra...- Molí recibió un puño en su cuello, de forma muy violenta cayó hacia atrás. El barman saltó la barra, nadie había visto nada. Pobre servidor de copas, creía que su negocio estaba arruinado. Intentó recomponer rápido al viejo Molí. Éste se quedo en la barra como una marioneta muy estable, con los ojos cerrados, inconsciente.

Dwight, que así se llamaba el hombre que insertó su puño en la garganta de Molí, empezó a silbar como si no hubiera pasado nada. se cercioró un par de veces que Molí estaba estable en el taburete y siguió haciendo dinero sirviendo copas.

Dentro de la cabeza de Molí, mejor dicho, dentro de su inconsciente por dos veces cabeza de Molí, éste pensaba:

-¿Por qué a la garganta? Este camarero con mono debería volver a fumar, no controla sus nervios. Esa no es la pregunta que quería hacerme. ¿Por qué no quiero vivir? ¿Por qué no lucho para no estar inconsciente? ¿Qué estoy haciendo con mi vida? Suicidarme, lentamente, quiero no ver nunca más amanecer, creo que lo merezco. Pero, y si en vez de suicidarme, dejo este puto país. País repleto de hijos de puta, en el cual, la gente se queja de sus políticos siendo a su vez iguales que ellos. La vileza, el caínismo, egoísmo ilustrado por ideas proletarias que no saben ni defender. ¿Por qué voy a irme? Tengo que seguir escupiéndole la cara a todos estos indeseables, tanto a políticos como a gente de mal, la que sólo busca su propio bien. Pensándolo mejor me voy a quedar sin saliva para tanto retrasado. Creo que fuera de está inconsciencia estoy salivando o me chorrea sangre por la boca. No me extraña, esperemos que le esté llenando el local a este hijoputa de sangre y que se de cuenta de lo egoísta que es. Creo que me estoy volviendo loco, ¿he pensado en suicidarme? Esto de los puñetazo en la garganta no me viene bien. Si salgo de esta, al llegar a casa me pajearé, pero como es una ocasión especial por seguir vivo, mejor no lo hago, me sentaré enfrente de mi ordenador a ver si puedo contar algo de esta PUTA m...

Dwight estaba nervioso, vió como una chica se acercaba al maldito escritor que tanto le había jodido y que podría estar muerto. A Molí le chorreaba saliva por la boca, estaba como un boxeador K.O. Esta delgaducha bajita tetona y morena de pelo negro le tocó el hombro a Molí. Este se levantó como un resorte de su asiento. Había vuelto al mundo de los vivos. Iba a empezar a gritar a los cuatro vientos lo que le había hecho el puto camarero. Antes de tomar aire para gritar, Dwight se acercó rápidamente y le dijo:

-Tu deuda está saldada, como te vuelva a ver por aquí no habrá second round.

Molí lo miró, estaba demasiado aturdido como para responderle algo por encima de sus posibilidades, pensó que le venía bien un cigarro. Salió del local, sacó su mechero y notó una presencia detrás de él. Efectivamente era...