miércoles, 20 de noviembre de 2013

Y ella le besó

Era una mirada mirando a lo platónico, ella lo era todo para él y para ella, nada. Él se escurría entre las hojas y el frío de otoño, mientras perseguía esa cálida mirada azul. No sabía como hacer para que esos ojos lo mirasen, sí el sólo era un espectro que vagabundeaba solo, tras el olor de sus cabellos. Hasta que un día, sucedió. Por fin hubo ese contacto visual, ese orgasmo interior que se siente cuando sucede dentro de ti el "me ha mirado". Creía que con eso estaba todo resuelto, mas bien, la vida es dura, una pértiga que se astilla cuando se clava en las ánimas.

Solo fue eso, un cruce de miradas, él se sintió obviado tras aquel súmmum. Volvió a pasar el tiempo con la mirada que tenía fija en ella, fijada en la inmensidad, en todo el peso que tiene que aguantar un cuerpo. Pero a medida que iba meditabundo en lo que pasó, de cerveza en cerveza, fue recobrando el punto de mira en aquella chica. Esta vez quería algo mas arriesgado, en vez de cruzar miradas, cruzar palabras. Eso sería una labor encomiable, para tan temeroso aventurero en el mundo del sentir.

Por fin la oportunidad perfecta, con el lugar donde mas confiado se sentía el chaval, un futbolín. Se sentía seguro porque era algo que sabía hacer bien, aunque perdiera. Ella llegó y se puso a jugar, él soltó un par de bromas para romper el hielo, y el fuego que tenía dentro. Acabaron aquella partida y tuvieron que partir, joder, la oportunidad se le estaba escapando, como el agua cuando se seca un aljibe. Se fue, tuvo intacta su confianza, salieron del pub y...

Allí estaba aquella pequeña estrella, que con una sola palabra, te podía dejar estrellado. La conversación que tuvieron fue lo de menos. Él se sentía a punto de soportar aquel calor que ella emitía, esa sensación de congoja, que hace que se te pare el corazón. Finalmente, quedaron para otro día, era tiempo de meditar.

"Este es el día" repetía en su mente, "ahora es cuando" pensaba mientras la veía acercarse. Ella, un nivel por encima de los mortales, se reía y se quedaba con él todo el rato. Le decía "vamos a" y él iba. Hasta que dio un golpe de pecho el joven imberbe "Sentémonos ahí". En esos momentos todo es tan confuso que ni yo mismo podría describir lo que pasó. Todas las ganas que él tenía ya de besarla, le hicieron dar un paso hacia adelante, ella retrocedió uno hacia atrás. Cual cobra esquivó el primer beso, el segundo, el tercero, y así sucesivamente... Hasta que ella, le besó.