sábado, 7 de febrero de 2015

Molí no está muerto

pero quiere irse.

Era un tipo muy antisocial, pero aún así siempre conseguía una cama caliente. Tuvo todo lo que quiso y lo perdió. Su necedad no le dejaba ver tres pasos más adelante. Él sólo pensaba en sus últimos tres pasos, y eso, es un error fatal. Seguía una senda solitaria, caminaba con la luz de su cigarro por la oscuridad y sólo le seguía el humo que el mismo lanzaba.

-Dame lo de nunca.- Le dijo a su barman.
-¿Quieres un guantazo Molí? Para ser un escritor bien remunerado, me debes dinero de lo de la otra noche.

El pobre hombre no se acordaba que el día anterior se fue sin pagar. Su propia autodestrucción lo llevó a destruir el baño de caballeros del local. No era para menos que el barman estuviese hasta los santísimos cojones.

-¿Me has oído soplapollas? Págame el puto baño.
-No fui yo, yo no cago tan fuerte.- Dijo con una sonrisa ácida que podría derretir azulejos y obviamente derritió la paciencia del barman.
-Vete a tomar por culo, muérete ya, das pena. Pero, por favor, antes de morirte, págame todos los putos destrozos y las copas.- Susurró el barman al oído de Molí mientras le agarraba de la camisa para acercárselo.
-El cliente siempre tiene la ra...- Molí recibió un puño en su cuello, de forma muy violenta cayó hacia atrás. El barman saltó la barra, nadie había visto nada. Pobre servidor de copas, creía que su negocio estaba arruinado. Intentó recomponer rápido al viejo Molí. Éste se quedo en la barra como una marioneta muy estable, con los ojos cerrados, inconsciente.

Dwight, que así se llamaba el hombre que insertó su puño en la garganta de Molí, empezó a silbar como si no hubiera pasado nada. se cercioró un par de veces que Molí estaba estable en el taburete y siguió haciendo dinero sirviendo copas.

Dentro de la cabeza de Molí, mejor dicho, dentro de su inconsciente por dos veces cabeza de Molí, éste pensaba:

-¿Por qué a la garganta? Este camarero con mono debería volver a fumar, no controla sus nervios. Esa no es la pregunta que quería hacerme. ¿Por qué no quiero vivir? ¿Por qué no lucho para no estar inconsciente? ¿Qué estoy haciendo con mi vida? Suicidarme, lentamente, quiero no ver nunca más amanecer, creo que lo merezco. Pero, y si en vez de suicidarme, dejo este puto país. País repleto de hijos de puta, en el cual, la gente se queja de sus políticos siendo a su vez iguales que ellos. La vileza, el caínismo, egoísmo ilustrado por ideas proletarias que no saben ni defender. ¿Por qué voy a irme? Tengo que seguir escupiéndole la cara a todos estos indeseables, tanto a políticos como a gente de mal, la que sólo busca su propio bien. Pensándolo mejor me voy a quedar sin saliva para tanto retrasado. Creo que fuera de está inconsciencia estoy salivando o me chorrea sangre por la boca. No me extraña, esperemos que le esté llenando el local a este hijoputa de sangre y que se de cuenta de lo egoísta que es. Creo que me estoy volviendo loco, ¿he pensado en suicidarme? Esto de los puñetazo en la garganta no me viene bien. Si salgo de esta, al llegar a casa me pajearé, pero como es una ocasión especial por seguir vivo, mejor no lo hago, me sentaré enfrente de mi ordenador a ver si puedo contar algo de esta PUTA m...

Dwight estaba nervioso, vió como una chica se acercaba al maldito escritor que tanto le había jodido y que podría estar muerto. A Molí le chorreaba saliva por la boca, estaba como un boxeador K.O. Esta delgaducha bajita tetona y morena de pelo negro le tocó el hombro a Molí. Este se levantó como un resorte de su asiento. Había vuelto al mundo de los vivos. Iba a empezar a gritar a los cuatro vientos lo que le había hecho el puto camarero. Antes de tomar aire para gritar, Dwight se acercó rápidamente y le dijo:

-Tu deuda está saldada, como te vuelva a ver por aquí no habrá second round.

Molí lo miró, estaba demasiado aturdido como para responderle algo por encima de sus posibilidades, pensó que le venía bien un cigarro. Salió del local, sacó su mechero y notó una presencia detrás de él. Efectivamente era...